Manuel José Rodríguez Fernández-Andes nació en Sevilla en 1910, hijo de padre sevillano y madre cubana, ingresó a muy temprana edad en la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de Sevilla. Completó su formación en Madrid junto a Lorenzo Collaut-Valera. Será allí donde consiga numerosos contratos de trabajo en el norte y levante español.
Todas las primaveras volvía su taller de la Calle Arrayán de Sevilla. Murió el 20 de febrero de 1950. Su producción artística es muy extensa y sus obras están muy repartidas, trabajó especialmente para la Semana Santa Sevillana y aquí en Hellín obras suyas son: La Verónica, La Virgen del Dolor, El Cristo del Gran poder, Los Azotes y La Inmaculada que se le da culto en el convento de los Franciscanos .
La talla que actualmente se venera no es la original, puesto que la antigua imagen, que era de vestir, se perdió durante la Guerra Civil de 1936-39, encargándose una nueva al escultor Fernández-Andes. La decisión del encargo se tomó tras la reunión llevada a cabo en la sacristía de la Parroquia de la Asunción y a la que asistieron: el párroco Don Alfonso Sainz del Olmo , la corporación municipal y los señores Don Juan Martínez y el abogado Don Antonio Millán quienes conocían personalmente al escultor. La talla del grupo data de 1939 y se llevó a cabo para reemplazar a la primitiva Imagen . J. F. Avellaneda en la revista "Fotos" del 11 de junio de 1955 dice: "La imagen fue destruida y profanada en la pasada guerra de liberación por el mes de marzo de 1937.
En aquellos días llegó a Hellín la llamada 106 Brigada Mixta. Aquellos hombres envenenados y ansiosos de destrucción exigieron a las autoridades locales las llaves de los templos (todavía intactos) para utilizarlos como cuarteles. Esta fue la excusa para destruir las imágenes y cuanto se encerraba en ellos. También fue destruida la venerada y vetusta imagen de la Señora, quedando por permisión divina la imagen del Niño Jesús, que una viejecita conservó con cariño y emoción, y que es la misma que la nueva imagen obstenta en su brazo.
La antigua imagen de unos 130 centímetros, aparecí de pie, el santo rosario en su mano derecha, que descansab sobre la cintura y en su brazo izquierdo sostenía al Niño Jesús sujetándolo con la mano en ademán de estrecharlo contra pecho". Tanto la imagen de la Virgen como la del Niño actuales son tallas de bulto redondo y de cuerpo entero en madera policromada. La Virgen lleva un vestido tratado mediante la técnica de "estofado", en colores rojo y azul sobre fondo de "pan de oro". Esta técnica consiste en raspar el color aplicado encima de la superficie dorada, haciendo dibujos, de modo que aparezca el oro, es una especie de "esgrafiado" sobre oro; el esgrafiado es trabajado en una superficie enlucida levantando su primera capa de acuerdo con un dibujo previo, de modo que se consiga la presencia de dos colores o tonos ( el del fondo, que no se levanta, y el de la primera capa, en los lugares en que no se ha esgrafiado).
A veces, las capas de enlucido son varias para conseguir policromía. Otra técnica empleada en la realización del grupo escultórico es la de "paños mojados", que permiten apreciar el magnífico tratamiento anatómico que ha ejecutado su autor. La Imagen actual mide 120 centímetros de altura, presenta la cabeza ligeramente inclinada hacia la izquierda, la mirada baja, reflexiva, con los ojos castaño oscuros y muy grandes que no miran ni se posan en un lugar concreto, parece estar en un momento de recogimiento, a solas con su propio pensamiento. La nariz es pequeña, recta y afilada, la boca entreabierta con los labios finos, rasgos de niña en un rostro ovalado. La mano derecha extendida con la palma hacia afuera, con el pulgar libre y en los otros cuatro dedos sujeta el rosario, la mano izquierda sostiene al Niño y queda por debajo del vestido, por tanto no se ve. Por el contrario el rostro del Niño muestra una expresión de inocente sonrisa. Del grupo primitivo sólo pudo conservarse la escultura del Niño, que coincide con el actual. La señora que rescató la imagen del Niño fue Doña Juana Precioso Martínez. A continuación reproducimos el relato de los hechos que nos lo ha facilitado su bisnieto Don Antonio Pérez Martínez: "Durante la Guerra Civil, pasaban los milicianos con la anterior Imagen de nuestra Patrona llevándola sobre un carro a quemarla al convento de las clarisas, al llegar a la Calle Salvador, donde había una puerta que daba a la iglesia del convento, se hallaba una viejecita con su rosario en las mano y reconoció a la Imagen y al Niño. Se dirigió a uno de aquellos hombres y l dijo: ¿me podéis dar ese muñeco para que jueguen mis nietas?, éste lo consultó con el compañero y decidieron dárselo.
Fue fácil desprender al Niño de la Virgen, ya que la antigua Imagen era de vestir. Una vez el Niño en sus brazos, Juana se lo llevó a su casa en la misma calle Salvador nº 25, muy cerca de la puerta donde estaban las imágenes para el brutal siniestro, detrás de Las Claras, hoy Casa de la Cultura. Juana se lo enseñó a su hija Encarnación, lo liaron en retales de tela, ya que su hija y su nietas eran modistas, y lo guardaron en el último cajón d la cómoda de la sala donde solían coser. Esta informació se debe a las tres nietas de Juana: Angelita, Asunción Encarnación Pérez Oliva. Al finalizar la Guerra y estando el escultor Fernández Andes tallando en Madrid la Nueva Imagen, Encarnació puso en conocimiento a los responsables de la Cofradía d Rosario que ella tenía el Niño. Don Antonio Millán (herma mayor de la Cofradía) recogió al Niño y comprobó que e el que llevaba la antigua Patrona. Inmediatamente salió hac Madrid y lo entregó al escultor, que lo puso en brazos de nueva Imagen. La valentía y devoción que demostró Juana en esto trágicos momentos fue muy importante para la Coronació Canónica de la Virgen del Rosario. La religiosidad demostra por Doña Juana se ha transmitido a sus descendientes, qu son grandes devotos de la Virgen del Rosario". La conservación "milagrosa" del Niño fue decisiva para que el Vaticano accediera a la Coronación ya que se pudo comprobar que la talla era de gran valor y la antigüedad del culto a la Imagen quedaba atestiguada. Como nota curiosa, destacamos que el Niño vestido de mantillas no enseña su pie derecho, que normalmente aparece descalzo y el izquierdo doblado bajo el vestido. El pie descalzo muestra una actitud juguetona cuando lo apoya en el vientre de Su Madre. La mano derecha del Niño está sobre el pecho materno. Estos gestos y esta interrelación Madre-Hijo nos presentan la dimensión humana y maternal en la actitud del grupo escultórico tan contrapuesta a la rigidez y a la sacralidad de otras imágenes. Nuestra Virgen y nuestro Niño, son humanos y muy cercanos a nosotros.
Los símbolos que suelen acompañar a las representaciones plásticas marianas son invocaciones de la letanía (puerta del cielo, estrella matutina, mansión dorada, etc.) y ángeles o cabezas de estos entre nubes. Concretamente, Nuestra Virgen del Rosario aparece representada sobre una nube sostenida por dos ángeles de cuerpo entero, la nube, a su vez, envuelve dos cabezas de ángeles. El pedestal fue diseñado también por el escultor Fernández-Andes en 1947 "realizado a expensas de su camarera Doña Remedios Marín Rodríguez de Vera", según la inscripción que figura en el paramento del pedestal. El trono fue diseñado por el mismo escultor en 1948 .
Colgado de la nube hay un rosario, de nácar, de gran tamaño, que los fieles besan en su visita al Camarín. Otro de los símbolos que acompañan a La Imagen es la media luna, que reposa bajo sus pies. La media luna aparece citada en El Apocalipsis de San Juan, Ap 12, 1-2 "La mujer y el Dragón" y dice así: "Una gran señal apareció en el cielo: una mujer vestida de sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza..."
En 1716, el Papa Clemente XI extendió la festividad de la Virgen del Rosario a la Iglesia universal, conservando la fecha del primer domingo de octubre, que fue desplazada en 1931 al día histórico del 7 de octubre. Nuestra Señora del Rosario ha sido siempre considerada como Patrona, pero el título no le fue concedido oficialmente por el obispo de Cartagena hasta 1907. Este hecho queda ratificado en 1955, cuando se realizó la coronación canónica de la Imagen por el Arzobispo de Valencia Doctor Marcelino Olaechea Loizaga, que procedió a coronar a la Virgen.
El nombramiento oficial de Alcaldesa tuvo lugar en 1947 como resultado de un acuerdo de la Corporación Municipal. Antiguamente se celebraban tres desfiles procesionales coincidiendo en las siguientes fechas: el dos de febrero fiesta de la Candelaria, el ocho de septiembre conmemoración de la Natividad y la primera semana de octubre con motivo de las fiestas patronales. En la fiesta de la Candelaria, la Imagen salía por la puerta del arco de la parroquia de la Asunción y el recorrido era muy corto, bajaba por la Cuesta de la Cárcel, continuaba por Cassola hasta la Plaza de la Iglesia, momento en el que entraba por la puerta principal. Ya en los estatutos de 1737 se hacía mención a la procesión de la Candelaria. En los años 60 desaparecen las procesiones de la Candelaria y la Natividad, conservándose la de octubre y a partir de 1955 la de mayo, para conmemorar cada año la Coronación. Actualmente las fiestas se celebran en su honor durante la primera semana de octubre enmarcadas en la Feria del Rosario. También se celebra una ofrenda floral cada 30 de mayo, coincidiendo con del aniversario de Su Coronación.
Existen otras dos imágenes que son réplicas más pequeñas, la donada por Don Antonio Millán destinada a visitar a los colegios, a los enfermos y al cementerio y otra que procesiona en el Rosario de la Aurora donada, con un juego completo de corona, rosario y colgante, por su camarera Doña Consuelo Martínez quien la encargó al escultor local Don José Zamorano.
Esta última Imagen desfila en la cabalgata de la feria y está presente durante la semana de fiestas en la capilla del recinto ferial. La imagen donada por Don Antonio Millán es una imagen de vestir y cuenta en su ajuar con tres juegos de túnica, manto y trajecito del Niño. Conjunto donado por Doña Juana Valenciano Cardos en mayo de 1996, cuenta con una túnica en "raso marfil", brocado en oro y rosas en tonos rosados y azules con los tallos y hojas en verde claro. Todo el conjunto es de las mismas características. Conjunto donado por Doña Juana Marín Mateos "Azul Celeste". Lo más característico de este conjunto es que se complementa con una mantilla blanca sobre el manto. Conjunto de "raso y terciopelo", donado por Doña Manuela Ruiz Pérez, viuda de Don Antonio Arsenal en el año 2000. La túnica es de raso en color marfil brocado y en tonos verde manzana, con remate de encaje dorado. Complementa el conjunto un manto de terciopelo verde esmeralda, rematado con agremán dorado y puntilla. Este conjunto lo vistió la Imagen en su visita al cementerio.